lunes, 14 de octubre de 2013

Sólo azotitos por favor...

Hace un tiempo que os tengo abandonad@s. Ciertamente he estado algo ocupado (no penseis mal malandrines), pero tengo alguna nueva experiencia que exponeros, ya que este verano tuve una experiencia estando de vacaciones.

Fue algo rápido, casi sutil, no obstante, morboso a la vez. Allá va:

Resulta que estuve en Cádiz de vacaciones en casa de unos familiares y nos acercábamos a la playa día sí, día también.

Lo mío es el ligoteo de playa por lo visto, ya que un día decidí ir solo a eso de las 19:00 de la tarde para echar un ojo a la playa a esa hora de la tarde. Mi hermana me dejó su móvil, porque descubrí el juego de Candy Crush este verano y estaba tan picado con la pantalla aquélla que quise echar unas partidillas en la playa. Era una playa algo solitaria, pero aún quedaban personas.

Una morena gordita de unos 40 años hacía topless y como bien sabeis de otros artículos, mi tipo de mujer es ese precísamente: morenaza de pelo azabache, ojazos negros, cuarentona y algo gordita. Me puse palote casi al instante, sin intención, pero mi calenturienta mente me traicionó y empezó a notarse.

Aprovechando la erección en bañador pasé por la orilla del mar y con mis gafas de sol al pasar a 4 ó 5 metros de ella, observé que me miraba fíjamente el trozo de carne colgante.

La cosa quedó ahí.

Días después, tras ir con mis familiares coincidí con la morena de nuevo en la playa y hubo un par de intercambio de miradas. Quizá ella pensaba. Mira el tío que iba contento el otro día.

La vi dos o tres días y una tarde me acerqué a dar una vuelta por la playa de nuevo a eso de las 19:00 con expectativas de tomar un poco la brisa marina. Me llevé toalla y tal y me coloqué allí a jugar con el Candy Crush un rato.

Diez minutos después vino ella y por motivos de la vida, se puso a unos diez metros de mi (la playa estaba vacía y el sitio era diferente al del otro día).

¿Qué debo pensar de eso? Dos coincidencias en una? No lo sé.

Vi que se daba la vuelta, se volvía a girar, etc... Quizá para echar un ojo. Yo tampoco me quedaba manco y le miraba los pechos disimuládamente.

Yo seguí con mi Candy-crush. Menudo juego adictivo, jolín y sin darme cuenta me había pasado tres pantallas. El sol parecía quemarme la espalda y me metí en el agua. Al salir, las olas me llevaron esos 10 metros al lado de la mujer y salí por esa parte de la orilla.

Ella me miró y me dijo si podía ponerle crema.

Le dije que sí, tímidamente.

La charla surgió y nos contamos un poco la vida, típico del momento. El sol aún picaba algo así que ella también me puso, al ver que iba poco equipado para ir a la playa. Ella nativa de Cádiz, me contó.

Nos vimos algunos días más, otros no, y al final de verano, no sé si por ver que ya llegaba el final de las vacaciones, al cabo de un par de semanas le pedí follar en una noche que me había llevado de fiesta con un par de amigas suyas y cuatro tíos bastante enrollados.

Esa noche follamos en plan parejita, a lo sumo a cuatro patas, en la cama de sus padres (único lugar donde podíamos ir a follar, ya que sus padres habían ido un par de semanas a extremadura), pero al día siguiente, la vi de nuevo en la playa y le dije que me había gustado mucho lo de anoche.

Ella asintió como diciendo: - Calla, calla. (parece que se arrepentía de haber bebido algo más de la cuenta por su expresión).

Le animé a echar otro polvo esa noche en la playa. Ella se bajó las gafas y dijo. - Igual que ayer? Le respondí que sí, pero que si le apetecía algo más...

Me respondió que me lo diría a las 00:30 en tal sitio de la playa. Se levantó, se apañó y se fue.

A las 00:30 allí estaba esperando. Llegó ella y me dijo: Trátame con cariño hasta que te diga.

- Pero... le dije yo.
- Calla y desnúdate.

A sus órdenes, señora. Y ale, misionero que le pegué sobre un par de toallas.

Al cabo de un rato, y con arena entre las pelotas, ella me dijo:

- Ya! Ya!. Dame lo que tú quieras!

Y yo como aún no sabía lo que me quería decir,  le dije de darse la vuelta, y a cuatro patas empecé a azotarle las nalgas. Se estremeció y ponía el culo más en pompa.

- Dame, nene! Dame, cariño.

Y ale, a darle.

Según ella le encantaban los azotitos. Pero nada más que eso en lo que a sumisa se refiere.... Una lástima, aunque, menuda mujer más ardiente en la cama!!!

Para Mónica, mi mejor amiga.