miércoles, 10 de junio de 2015

Cajera Mercadona andaluza

Morbo no... lo siguiente.

Ya sabéis mi debilidad por la mujer de verdad. La señora natural, cougar, post-milf y maduraza. Me pone el cuerpo femenino castigado y muy señorona en la calle pero muy sucia en la cama.

Tiempo he tenido para ligar poco a poco con una cajera del mercadona al que acudo. Un cumplido por aquí, otro por allí, interesarme por ella cuando la había visto un poco estresada o hacerla reír con un chascarrillo de cuñado con la cuenta que me daba.

Un viernes le atreví a preguntarle si era de la ciudad y me comentó que no, de un pueblo de al lado. Más adelante "descuidadamente" dejé caer mi número de teléfono escrito en una tarjeta con mi foto al sacar el dinero para pagar, pero nada... no se dio por aludida.

Al final un día le dije que si no hacía descansos y me dijo que puntualmente, así que la invité a tomar un café y estuvimos charlando. Los meses fueron sucediendo y puntualmente fuimos tomando algún café más, charlando semanalmente, etc.

Al llegar navidad compré una caja de bombones y fui a pagar a su caja y le dije que se los regalaba. Se quedó a cuadros y me dijo que no podía aceptarlos y dejarlos allí. Le dije que no había problema, que se los llevaría al salir del trabajo y así se los llevaba a casa. Aceptó.

A la hora acordada la esperé en el aparcamiento y la vi salir, sin el uniforme de rayas verdes y blancas habitual, así que le dije:

- Oh! no te reconocía sin el uniforme. Con él me das más respeto.

Ella rió y me dijo:

- Te gustan los uniformes?

 Le dije:

- Sí, en general me gustaban pero habían otro tipo más sugerentes.

Estuvimos hablando un rato en el parking y le regalé los bombones, le deseé feliz navidad y nos despedimos con un tímido beso en la mejilla.

Al despedirnos, ella se alejó a su coche y yo al mío. Se giró y me dijo:

-Estoy casada.

Y yo me giré, la miré y le dije:

- Debo pedirle permiso?

Ella calló por un instante y me dijo tímidamente.

- No... pero necesito que vayas muy poco a poco.

Medio año después estaba desnuda en un hotel debajo mío con las piernas abiertas y jadeando como una pervertida, recibiendo mis embestidas dentro de su coño. Acabé enamorándome de ella como un condenado, por su sencillez sexual, su desparpajo andaluz y su feminidad a flor de piel.

Woooow! menuda mujera! soy incapaz de acabármela!