lunes, 7 de marzo de 2011

Lamiendo pies

Hace un tiempo estaba en un centro comercial, tomandome una cocacola en el McDonalds, mientras esperaba a que abriesen las taquillas del cine para comprar un par de entradas.

En el MacDonalds había una pareja, de unos 45-50 años, al parecer franceses que habían aprovechado la ocasión para comer algo tras un díade playa.

Ella, jamona, rubia con el pelo corto, unos pechos caídos pero muy apetecibles, con unas sandalias que dejaban ver sus maravillosos pies.

Ellos se percataron que los miraba y en un momento dado, ella me miró fíjamente, sorbió lascívamente cocacola de su refresco y separó los muslos dejándome ver mejor sus muslos.

Al cabo de un par de minutos se levantaron y ella me dijo ven con el dedo.

Los seguí hasta el aparcamiento, donde se subieron a su coche. Ella en el asiento del copiloto con las piernas hacia fuera el marido me dijo de ir hacia allí.

Enter los coches, ella me indicó que me arrodillase. Así hice, me arrodillé, y me dediqué a oler sus pies, a descalzarla y a lamer sus dedos, su planta del pie, el olor a mujer casada me provocó una erección que tuve que desabrocharme el pantalón y sacarme la polla.

Ella lo vio e indicó a su marido que me la chupara. El se arrodilló y me la chupó. Estaba claro, ella era un Ama, así que me dediqué a lamer bien sus pies y dejarla contenta. En un momento dado la Ama me agarró del pelo y me hizo subir a si enterpierna. Se separó la braga y me obligó a lamerle los genitales chorreantes. Ahí estuve u nbuen rato mientrs su marido me comía la pollo y luego me bajó los pantalones y me hizo un beso negro en mi ano.

Eyaculé mientras el marido me la trabajaba oralmente y ella se meaba de placer en mi boca. Tras mearse se levantó, me pegó en la cara y me dejó tirado junto a su marido en el suelo del parking, entre su coche y el de al lado. Se puso de cuclillas y se pegó otra meada en los dos sumisos que tenía a sus pies. Se subió al coche cerró la puerta y su marido rápidamente también se subió y se fueron.

Tuve que irme a la playa a lavarme de la meada de la Dómina, que tanto había disfrutado.

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