sábado, 23 de octubre de 2010

Morbo en la playa

Isaac y Nieves, una pareja de 35 y 39 años que conocí un día en la playa y con la que follé en su apartamento y con la que pude disfrutar durante el día de una mamada a duo entre unos matorrales. Esta es la historia:

Un día paseando por la playa y en concreto por el paseo marítimo me fijé, mientras me comia un helado, en una pareja que salía de la playa. Yo permanecía sentado en un banco del paseo mientras ellos cargaban con los bártulos de la playa y salían de la arena. Ella con un pareo en las caderas y con el sujetador del biquini, mostraba una silueta realmente apetecible: _morenita, piernas turgentes, caderas anchitas, pecho exhuberante y algo caído como me gusta a mi y con un poquito de barriguita que me excita como lo que más. Ellos empezaron a limpiarse los pies en las duchas y yo seguía con mi helado.

En un momento dado ella miró hacia donde yo estaba y me preguntó desde lo lejos, si conocía algún restaurante chino por la zona. En un principio me quedé descolocado ya que no conocía ninguno cerca, pero enseguida empecé a describirle cómo llegar al que conocía desde hacía algún tiempo.

Eso fue todo. Al día siguiente, me bajé a la playa a tomar un poco el sol y tomar un chapuzón y por casualidad me puse a 10 o 12 metros de ellos. Al volver a la toalla, después de un buen rato de agua, me senté a leer el periódico y tras unos minutos me fijé que estaban allí. No hice demasiado caso hast que tras unos instantes vi que él me miraba y me atreví a preguntarles cómo había ido el chino el día anterior. Así empezamos una conversa que siguió con otros temas vanales hasta que decidí irme para casa.

Durante los dias venideros la cosa fue similar, ya nos sentábamos juntos en la playa y charlábamos de la zona, las calas más bonitas que se encontraban ocultas entre las piedras y los árboles, los restaurantes, la zona de vacaciones, etc...

Pasó la semana y el sábado me invitaron a comer a su apartamento en alquiler. La cosa fue bastante bien y bueno, bebimos vino y luego charlamos amistosamente. Yo no hacía más que mirar las piernas de Nieves, su escote y sobretodo sus nalgas. Me volvían loco y supongo que su marido lo notó.

El domingo no los vi y tampoco durante un par de días más pero el miércoles retomamos el contacto en la playa y les propuse ir el jueves a una cala muy bonita a pocos kilómetros de allí. Quedamos para el día siguiente y así hicimos, fuimos a la cala donde no había más que poco más de una docena de personas. Pasamos allí la mañana y casi a las 14, antes de partir a comer, él me confesó en las toallas, mientras ella se daba el último remojón, que el otro día en su apartamento él vió como me comía a su mujer con los ojos.

Me quedé algo cortado, pero él me dijo que no pasa nada. Que le agrada que su mujer sea motivo de ocultos y morbosos pensamientos para los demás. Me dijo que le apetecía verla follando conmigo pero que ella no era demasiado liberal. que él de joven había follado con una chica que fue su novia y que hacían tríos, pero que con Nieves no lo había conseguido de momento.

Él le comentó a Nieves el día que estuve comiendo en su casa que le gustaría que follara conmigo y ella le dijo que no le importaria, ya que me concontraba "apetecible". Al salir del agua, él calló y disimulamos pero yo me fijé en los pezones erectos que se le veían a Nieves. Se echó en la toalla dispuesta a secarse.

Estuvimos así un rato y él empezó a tocarle el culo. Ella se ruborizó y me miró para ver si estaba mirando y así fue. No dijo nada y se dio la vuelta. Él se levantó y se dirigió a las duchas y dijo antes de irse:

- Voy a ducharme para quitarme la sal, no hagáis nada raro en miausencia, eh? y partió con una sonrisa en la cara.

Ella se giró hacia mi y me dijo:

- Qué te ha dicho antes?

Le confesé que le apetecía verla en la cama conmigo. Y ella sin decir nada asintió con la cabeza.

Sin decir nada más dijo:

- Me apetece comerte la polla. ¿Quieres?

Le dije que sí y me dijo,

- Anda vamos.

Se levantó y me invitó a seguirla tras unas plantas que había cerca nuestro de forma muy discreta. Él nos vió pero no aceleró la marcha en su ducha.

Tras lo matorrales me saqué la polla y ella de rodillas me feló lentamente. Fue la mejor mamada que me habían hecho nunca. Un par de minutos después llegó él a los matorrales y empezó a pajearse pero enseguida empezó a morrearla a ella mientras ella me comia la polla hasta acabar también comiendome la polla los dos a la vez.

Diez minutos después fuimos a un restaurante a comer y quedamos para cenar en su casa por la noche.

Después de la cena... Ya os podéis imaginar qué hubo.

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