domingo, 17 de octubre de 2010

Dominando a la señorita Ana

Señorita o no, esta pareja de cornudo mirón-aprendiz de sumisa quiso interesarse por una sesión BDSM conmigo, siendo yo el Amo que dominara a la esposa mientras el marido se hacía pajas en una silla mientras miraba toda la escena.

Ella 33 años y él 34, buenas edades para forzar la máquina del sado con ella, así que antes de iniciar la sesión estuvimos charlando sobre qué gustos tenían y qué querían probar. Basicamente me describieron lo siguiente:

- Queremos que la insultes, le azotes la cara, las tetas, el culo, la fuerces a fornicar mientras permanece atada.

No hay problema. Me invitaron a su casa a cenar, ella hacía las veces de Ama de Casa, bien dispuesta a complacer culinariamente a los hombres. Nos servía como sumisa y de vez en cuando me metíamos mano por debajo la falda. en el postre nos dijo: tengo fruta, yogurt o flan, qué quereis? Yo le dije que me comería un flan pero que ese postre me era insuficiente. Le indiqué que me trajera el flan y luego se metiera debajo de la mesa. Así hizo, trajo los postres y sin decir nada se metió bajo la mesa. Abríel flan y dije en voz alta:

- Mujer! Relájame con tu boca.

Noté como la hembra se ponía entre mis piernas, me bajaba la bragueta y me extraia el pene edl calzoncillo. En seguida noté calor: su boca encendida y su saliba de señorita casada. Su marido excitado empezó a pajearse en la mesa.

Cuando acabé el flan me levanté arrancandole la polla de la boca y le agarré del pelo.

- Ahora empieza la fiesta, puerca!

Del pelo la lleve a la habitación, arrastrandola por el pasillo. La tumbé en la cama y su marido ya trajo una silla de la cocina para observar.

Fui a buscar mi mochila y cogí unas cuerdas que tenía preparadas.

Le bajé la falda, le rompí las medias y la arranqué el to pque llevaa de forma más o menos violenta. Ella no decía nada aunque tive que pegarle en las manos porque vi que empezaba a tocarse.

- Niñata! no te toques, guarra!

Al tenerla desnuda empecé a atarle las tetas y ls caderas.
















Cuando la tuve bien atada la tmbé en la cama y la até a ella fuertemente con las piernas separadas. entonces le comí el coño y el agujero del culo.

- Cerda, gime, cacho puta!

Ella empezó a gemir y y o a insultarla mientras su marido se pajeaba por segunda vez y se metía un pequeño consolador por el culo.

La azoté cuanto pude y finalmente me puse un condón y me eché encima suyo, follandola salvajemente estrujandole las tetas, comiendole la boca lamiendo su cuerpo. cuando me corrí saqué mi polla de su coño y me saqué el codón para luego meterle la polla en la boca y obligarla a limpiarmela.

La dejé atada 2 horas y la follé 4 veces en ese tiempo. La última la dejé libre y la enculé un largo rato. He vuelto a quedar con ellos bastantes veces, pero eso ya son otras historias que iré comentando.
















La cerda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario